sábado, 9 de agosto de 2014

La mariposa y la rosa

Y vuela la mariposa, nunca deja de volar
con sus alas color rosa que a la rosa hieren al pasar.

Y mira las flores y se posa.
Pasa sus patas finas por pétalos y hojas
e imagina en la tierna florecilla un paraíso a morar.

Y vuela la mariposa, nunca deja de volar
con sus alas color rosa que a la rosa hieren al pasar.

Y liba la mariposa, nunca deja de libar
cogiendo el pólen de la rosa,
cosa hermosa, néctar de libertad.

Y vuela la mariposa, nunca deja de volar
con sus alas color rosa que a la rosa hieren al pasar.

Y piensa la mariposa que es poca cosa
lo que consigue sacar; que estando quieta la rosa,
sin hacer otra cosa, algo más le podría dar.

Y vuela la mariposa, nunca deja de volar
con sus alas color rosa que a la rosa hieren al pasar.

Y piensa la rosa que es muy fácil volar,
de flor en flor, de hoja en hoja y recoger sin más,
no estando atada al suelo sin poder caminar.

Y vuela la mariposa, nunca deja de volar
con sus alas color rosa que a la rosa hieren al pasar.

Y quién tiene la razón, tú no lo sabrás,
pues no es cuestión tanto de errores
como de culpar a los demás.

Y volará la mariposa y observará la rosa,
cada una viviendo en su lugar.
Las dos distintas, las dos solas,
en un baile sin final.