viernes, 27 de diciembre de 2013

Hipócrita

Una pequeña reflexión sobre la hipocresía, un gran mal que afecta a muchas más situaciones de las que puede llegar a parecer.



Me hablas de sueños
estando tú despierta,
me hablas de valentía
escondida tras un cristal,
me hablas de la vida
sintiéndote muerta,
me hablas de la luz
desde la oscuridad.
Me hablas, me susurras,
me dices y me cuentas
mentiras absurdas
que no tienen final.
Me hablas condescendiente,
me aconsejas y alientas
sobre lo que no has conocido
y jamás conocerás.





miércoles, 18 de diciembre de 2013

Sobrevolando el infierno - Capítulo XII: El robo

     La vieja fábrica seguía tan abandonada y mugrienta como la última vez, pero algo había cambiado: Esa tarde, no había llegado con retraso; esa tarde le tocaba esperar.
     En una esquina un tanto sombría y de espaldas a la puerta, esperaba a su compañero. Le hubiese gustado mostrar su impaciencia zapateando con el pie en el suelo, pero no quería arriesgarse a ser descubierto por algún curioso no deseado que pudiese pasar por allí. Ni siquiera pensaba permitirse el lujo de respirar demasiado fuerte.
     Nadie, absolutamente nadie, le habría descubierto en aquél rincón de no haber sabido de antemano que se encontraba allí.
     Su compañero se adentró deprisa y sin vacilar. Tras asegurarse de que no había nadie por la zona, se dirigió directamente hacia él y se detuvo a escasos metros en silencio.
     El primero se dio la vuelta lentamente, clavó sus ojos verdes en los del otro y le interrogó con una mirada inquisitiva, suspicaz y un tanto irónica.
     - Está hecho. -Sentenció su compañero con voz solemne.- La verdad es que no ha sido nada difícil. Ahora vuelve a tocarte a ti. Espero de esta vez un trabajo un poco más limpio por tratarse de algo más delicado...
     - ...en el que cualquier error nos dejaría al descubierto. -Completó él en un susurro aterciopelado.- Lo sé. Me lo has dicho un millón de veces.
     - Pues entonces creo que no debería hacer falta que te lo recuerde tan a menudo. –Le espetó el recién llegado con cierta dureza.
     - Déjame actuar a mí. Sé lo que hago. Al fin y al cabo, soy yo el que limpia los trapos sucios. –Respondió el de ojos verdes, manteniendo calma sin esfuerzo.- Es muy fácil hablar cómodamente sentado en el despacho de papá...
     - ¡Cállate! –Explotó el segundo.- Si no fuese por esa tapadera tú y yo ya estaríamos muertos y enterrados, ¿me oyes? Gracias a eso tenemos todas las coartadas posibles, buenos contactos y esta vieja ruina abandonada, entre otras cosas. No podemos permitirnos ningún fallo. Ahora no.
     - Lo sé. Por eso he estado dándole vueltas a una cosa. Acerca de esta fábrica. No podemos volver. Y menos de día. Empieza a ser sospechoso.
     - Puede. Pero déjame eso a mí. Yo me encargo. Limítate a cumplir cuanto antes el próximo paso. A poder ser, hoy mismo.
     Y sin conceder más menciones ni oportunidades de responder, su compañero dio media vuelta y se marchó rápidamente con aires un tanto ofendidos.
     <<Niños de papá...no puedes ni soplarles sin que les parezca mal. Aún no me explico cómo he acabado con alguien así. Si no fuese porque sé que me conviene, hace años que me habría deshecho de él. Al fin y al cabo, antes me las arreglaba yo solo...>>
     <<Pero ahora no. Le necesito tanto como él a mí. Por mucho que a ambos nos desagrade cada vez más la idea. Maldito dinero...>>

*          *          *

     El centro se encontraba silencioso y en calma. Como de costumbre.
     Aparcó delante de la puerta y se abrochó hasta arriba su larga gabardina negra antes de salir del coche. Como de costumbre.
     Se acercó despacio a la puerta y mostró su identificación al guardia de la entrada. Como de costumbre.
      En cuanto le dejaron pasar, se adentró por el primero de los pasillos que encontró sin molestarse en disimular su sonrisa. Le encantaba la elevada posición social que en aquel entonces poseía. Prácticamente ninguna otra condición o posición laboral le hubiese permitido acceder a aquél lugar con tanta libertad.
     Dando un gran rodeo, para no levantar sospechas frente a los pocos vigilantes que guardaban un edificio tan grande, se coló finalmente en la sala que buscaba, agradeciendo que aquello fuese tan antiguo y tan poco interesante que a nadie se le hubiese ocurrido colocar cámaras de seguridad.      
     Además, con la cantidad de problemas de los últimos meses, el escaso personal estaba tan cargado de trabajo que, si no fuese por el registro de entrada, nadie tendría por qué saber que había estado allí.
     Echó un vistazo rápido al desierto pasillo antes de cerrar la puerta de la Sala 5 con el menor ruido posible. Poniéndose unos guantes de látex, se acercó a unas grandes cámaras cerradas herméticamente, localizó la que le interesaba, sacó de su bolsillo una pegatina adhesiva de colores y la pegó en la puerta para asegurarse de encontrarla rápido.
     Al volver al pasillo, se aseguró de dejar entreabierta la salida de emergencia más cercana.
     Tras todo esto, el primer paso de la parte más difícil quedaba hecha... ya sólo faltaba acercarse a saludar al director general, la coartada perfecta. Al fin y al cabo su trabajo consistía en parte en preocuparse de todo lo que allí acontecía. ¿Quién iba a sospechar?

*          *          *

     El centro continuaba silencioso y en calma.
     Las luces y las cámaras exteriores estaban apagadas.
     La noche había llegado, anunciando a los trabajadores la hora de volver a casa, la hora de dejar el recinto vacío a excepción de un único vigilante nocturno.
     Ilusos...se lo habían puesto demasiado fácil. Tanto, que la facilidad constituía una auténtica tentación de dejarles un regalito. Una marca, una seña...una burla a su confianza en sí mismos. Pero le había prometido a su compañero que haría un trabajo limpio. Al fin y al cabo, sólo era eso: trabajo. Lo mejor sería terminar cuanto antes sin dejar rastro alguno.
      Volvió a colocarse los guantes y salió del coche. Esta vez había aparcado al otro extremo de un descampado cercano, tras varios montones de chatarra, después de haber conducido hasta allí sin luces.
     Caminó sigiloso como el gato que en parte era, hasta llegar al gran edificio. La vestimenta negra que le había acompañado gran parte del día y la ausencia de farolas hicieron el resto.
     Se pegó a la pared de la parte de atrás, tratando de alejarse de las ventanas, y escudriñó entre las sombras hasta dar con el lugar exacto en el que se encontraba la puerta de emergencia que él mismo había dejado abierta. Tras escuchar atentamente y asegurarse de que el vigilante no andaba cerca, entró y se dirigió directamente a la Sala 5.
     Abrió la puerta marcada con la pegatina, sacó de malos modos una bolsa negra enorme que había en su interior y cerró. Abrió la bolsa para asegurarse y miró con desprecio el contenido en su interior.
     - Vaya, parece que volvemos a vernos, aunque esta vez no por mucho tiempo... -Susurró mientras cerraba la bolsa de nuevo.
     No sin esfuerzo, cargó la bolsa helada sobre su espalda, retiró la pegatina, se aseguró de no haber dejado huellas y se esfumó de aquel lugar dejándolo todo cerrado tal y como estaba.
     Como había pensado aquella misma tarde, nadie sabría nunca que había estado allí...



miércoles, 4 de diciembre de 2013

Sobre el presente blog: Aclaraciones.

Muy buenas noches. Debido a que la inmensa mayoría de los lectores de este blog no son usuarios de Blogger, a que cuando comparto la entrada en facebook y es "re-compartida" mi comentario sobre la misma se pierde y a todas las preguntas y dudas que me han ido llegando desde el momento en que creé esta página, he pensado que sería una buena idea realizar una entrada exclusivamente como "guía" o petición para todos aquellos que no estáis familiarizados con estas "modernidades".


1- Los títulos son un enlace:
Debido a que muchos accedéis a las entradas desde facebook, lo único que véis al entrar es el título del blog, y la nueva entrada seguida del "cuadro blanco".
En el aspecto real del blog, todas las entradas aparecen una detrás de otra, empezando por la más actual hasta la más antigua. La forma de acceder al blog general es pinchando sobre el título del blog: "Vestigia supra arenam" (que, por cierto, significa: "Huellas sobre la arena").
Para acceder a una entrada concreta, para ver sólo esa o leer los comentarios que otras personas escriban debajo, hay que pinchar en el título de dicha entrada.


2- Se puede COMENTAR y/o VOTAR las entradas SIN REGISTRARSE:
Sé que pararse a comentar lleva su tiempo, pero muchos ya lo hacéis a través de facebook, por lo que  escribirlos aquí os llevaría el mismo tiempo y -aunque agradezco muchísimo los comentarios allí y me encantaría que comentáseis en ambos- aquí estarían todos unificados en vez de cinco o seis en la biografía de cada persona que comparte la entrada.
Además, si no tenéis tiempo para comentar, podéis simplemente votar qué os pareció la entrada.

 Debajo de cada entrada encontramos lo siguiente:
- "Publicado por Sarit F. Otero" + la hora de publicación (La fecha aparece encima del título)
- "x Comentarios" o "No hay comentarios" (Sólo desde la vista general del blog)
- Un panel con los símbolos de Gmail, Blogger, Twitter y Facebook, para compartir la entrada.
- "Etiquetas": Palabras clave del texto que lo clasifican (explicación más amplia en Nº3)

- "REACCIONES": Aquí es donde podéis VOTAR. Hay 5 reacciones diferentes y, dependiendo de lo que opinéis del texto, si pincháis encima de la que más se ajuste, añadiréis un voto a esa reacción. El número de votos aparece al lado entre paréntesis.

- Por último aparece el cuadrado blanco para COMENTAR. Para hacerlo sólo tenéis que: 
-Escribir el comentario en el recuadro de texto que dice "Introduce tu comentario".
-En la lista desplegable que pone "Comentar como", elegir o "Anónimo" (para comentar sin nombre o escribiendo tu nombre en el comentario) o darle a "Nombre/URL"
-Si le dáis a "Nombre/URL" os aparece otro cuadrado encima en el que tenéis que rellenar el hueco de "Nombre" y después pulsar "Continuar".
-Por último, pulsa "Publicar" para que el comentario aparezca en el blog.


3- El menú/barra de la derecha:
No sé si os habéis fijado, pero en el lado derecho del blog hay un menú con distintos enlaces y herramientas que os pueden ser útiles en algún momento.

- Primero aparece mi perfil con mi foto y algunos datos, pero eso no es lo más interesante.
- Después aparecen dos enlaces: Mi cuenta de twitter (que también se puede leer sin estar registrado...aunque no hace falta ninguna que lo hagáis) y el enlace a "Hermes. Revista del mundo clásico", revista digital del departamento de F. Clásica de la UAM en la que participo.
- A continuación aparece algo muy importante: El Índice: Una lista desplegable ordenada por meses, en la que aparecen el título de todas las entradas publicadas desde la creación del blog.
- Luego aparece la Lista de Etiquetas. ¿Os acordáis de esas "Palabras clave" que os dije en el Nº2 que aparecían bajo el texto y que lo clasificaban? Pues bien, cada texto tiene una serie de palabras clave que hace referencia a características de su temática, de si es prosa/prosa poética/poesía, ... y en esta Lista de etiquetas aparecen todas ellas (por orden de lista con el número de entradas que tienen la etiqueta) y si pincháis en una os aparecerán por orden de publicación todas las entradas que poseen esa etiqueta.
- Por último aparece la lista de "Mis Rastreadores" o cuentas de Blogger y Google que siguen mis publicaciones y un "Traductor" que, en realidad, no aconsejo usar por no ser muy fiable.


Espero que esta guía os sirva de ayuda y os anime a participar un poco más activamente en el blog para que no dé tanto la sensación de que soy una loca excéntrica lanzando palabras al viento desde la oscuridad.
Creo que está todo bastante detallado y que no me he olvidado nada, pero si alguien tiene alguna duda o cree que me he olvidado algo, ahora ya sabéis cómo comentar una entrada en el blog y podéis comunicármelo por aquí.

Aprovecho ya de paso, para agradeceros una vez más que encontéis unos minutos de vuestro tiempo para leerme y que me apoyéis tanto en mi empeño, dando alas a mi entusiasmo. Muchas gracias, de corazón. 

martes, 3 de diciembre de 2013

Fugitivos


Con una copa de vino, 
sonreímos, sentimos, brindamos. 
Con una copa de vino, 
me enamoré de tus labios. 
Se cruzaron nuestros caminos 
bajo la luna de esparto 
que nos alumbró fugitivos 
en su noche de encanto, 
de misterios cautivos, 
de refugio de extraños. 
Con esa copa de vino 
que acunaste entre tus manos, 
nos entregamos al delirio, 
a los besos y abrazos, 
mil caricias de armiño, 
mil suspiros robados. 
Tus ojos a los míos 
en un embrujo capturaron, 
volvimos a ser niños, 
descubriendo y jugando,... 
Con una copa de vino, 
sonreímos, sentimos, brindamos 
y, al descubrirnos perdidos, 
nos encontramos.