Dos meses sin suspiros,
dos meses sin tus ojos,
dos meses sin sonrojos
que arranquen mi delirio.
En mi dedo: un anillo,
en mi mente: un cerrojo,
en mis labios: los
despojos
que no merecen ser
descritos.
Qué decir, lo admito,
no sé, en mi enojo
por mi falta de arrojo,
de palabras, de
equilibrio.
¿Y si ahora te olvido?
¿Y si ahora me arrojo
a otros brazos y me
encojo
como un bebé en un
ovillo?
Quizá sería un descuido,
quizá mi oído cojo,
quizá sólo un manojo
de versos sin sentido.
Precioso.Olé...
ResponderEliminarMuchas gracias.
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