jueves, 7 de noviembre de 2013

Sobrevolando el infierno - Capítulo X: Doce de abril de 2010


      Sé que lo prometí. Una y mil veces.
     Sé que prometí que no rompería la promesa. Una y mil veces.
     Sé que estoy rompiendo la promesa y que probablemente ésta no será la última vez...
      Pero, para preservarla, me aseguraré de que esta hoja de diario desaparezca una vez que sea escrita. Aunque para ello tenga que romperla en mil pedacitos, quemarlos y machacar las cenizas, para luego esparcir estas por multitud de lugares distintos, de modo que el documento nunca pueda ser reconstruido por nadie.
     Sé que prometí que no volvería a escribir, que no volvería a engañarme a mí misma, que dejaría de encerrarme en mis problemas, que no volvería a derramar mis inútiles y silenciosos lamentos en un diario, pero necesito escribir, necesito hablar, necesito sentir que sigo viva, necesito gritar en voz alta lo que mi mente piensa...
     Pero, ¿qué pienso? ¿por qué? ¿para qué?
     Llevo días sin saber nada. Ni una noticia. Ni una llamada. Nadie me dice nada. Nadie me da una respuesta y ya no sé ni si quiero respuestas...
     Los días pasan, las horas les siguen, los minutos, los segundos...al fin y al cabo, ¿qué es eso? no es más que tiempo... sólo tiempo... ¿para qué sirve? ¿para qué ME sirve?
     El teléfono continúa mudo y yo con él.
     No como, no duermo, no hablo, no digo, no susurro...sólo callo.
     Ya no recuerdo el sonido de mi voz, ya no recuerdo el fluir de las palabras, ya no recuerdo la luz de mi sonrisa, ya no recuerdo el auténtico tacto de mis mejillas ahora bañadas en mis propias lágrimas, ya no recuerdo la antigua firmeza de mis manos temblorosas, tan sólo mis cansados ojos hablan al viento mudo, susurran a las crueles nubes de tormenta y preguntan mis por qués.
     Mientras tanto, sigo observando absorta a la gente que pasa bajo mi ventana, aferrándose fiel a su rutina, aún sabiendo que, con este comportamiento, yo reconstruyo inevitablemente la mía de una forma enfermiza y mezquina, insana para cualquier mortal.
   Quiero gritar. Quiero y no puedo. Creo que no puedo. ¿Realmente no puedo? ¿Puedo? Si abro la boca y lo intento...
     No. No puedo. No quiero poder. Quiero gritar, pero me niego a hacerlo.


     Ojalá sonase el teléfono ahora mismo. Necesito que suene ahora mismo. Necesito saber algo. Pero, ¿por qué no suena? ¿Qué estará pasando?
     La autopsia se retrasa demasiado. La policía debería haberse puesto en contacto conmigo...porque el teléfono está enchufado, ¿verdad? Y nunca me ha dado ningún problema, siempre ha funcionado correctamente...y el móvil tiene suficiente cobertura...
     No me gusta que las cosas vayan tan despacio. No es normal...
     Tengo un mal presentimiento...ojalá me equivoque.



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