Por fin, tras varios días continuos de
nubes por doquier, tras varias tardes de suaves pero odiadas lluvias
acompañadas de alguna tormenta, el sol comenzaba a lucir de nuevo en el tétrico
cielo. Sus rayos volvían a asomarse con lentitud y frugalidad, como niños
tímidos y asustados que asoman con miedo la cabeza bajo las mantas, queriendo
comprobar esperanzados si los rayos y truenos ya han pasado de largo.
Los pájaros que, osados, se habían
atrevido a volver a pesar de lo temprano de la época, volaban atareados entre
los árboles de los parques, buscando con qué construir algún que otro nido
junto a las primeras flores. Éstas, comenzaban a abrirse saludando por fin a la
ya bien entrada primavera, cubriéndolo todo con sus mil colores, como si nunca
se hubiesen marchado de aquel lugar.
<<¡Qué fácil les resulta a los pájaros y a las flores!>> Pensó
Bennu mientras atravesaba el parque, tratando de acortar su recorrido <<Ellos, a pesar de tener que marcharse cada
año, siempre regresan con sus alegres vocecillas sin quejarse, sin rendirse,
siempre en busca del buen tiempo. Y las flores, cubren todos los árboles, les
dan color, les dan vida, casi haciendo olvidar que un día el invierno llegó a
sus hojas... Todo cambia y todo permanece y la naturaleza se recupera rápido
sin sufrimiento, dolor o rencor...>>
Siguió caminando despacio absorta en sus
pensamientos por el silencioso y tranquilo parque, imaginando que estaba sola
en un mundo nuevo, admirando sus maravillas, perdiéndose en sus rincones. Sus
grandes árboles...las hojas bailando al son del viento...los pájaros
cantando...las mariposas libando sobre las flores...los rayos del sol
asomándose entre las ramas...la arena del camino perdiéndose en la lejanía...la
figura de un hombre caminando en su dirección...
La figura de un hombre caminando en su
dirección.
Bennu se paró en seco durante unos
segundos tratando de volver a la realidad. Alguien venía en su dirección. No
estaba sola. Lo había olvidado.
Continuó andando despacio, mirando a la
figura lejana que se acercaba a ella y tratando de aparentar naturalidad. La
otra persona no dio señales de haberse percatado de su abstracción mental
momentánea, pero estaba demasiado lejos y aún no le veía bien: no sabía la
expresión que podía albergar su cara. Podía estar riéndose, podía estar
extrañado, podía estar mirándola, podía no mirarla,...podía tantas cosas...
Paso a paso se fueron acercando
inexorablemente el uno al otro. Bennu no se atrevía demasiado a levantar la
vista y mirarle fijamente ni tampoco encontró razones lógicas para observar a
un extraño, pero la curiosidad ganó la batalla contra la vergüenza y lo hizo.
Se fijó en que llevaba una gabardina larga negra, que le tapaba casi por
entero, los pantalones y zapatos igualmente negros y las manos escondidas en
los bolsillos. Cuando ya se encontraban a tan sólo unos pocos pasos de
distancia, alzó un poco más la cabeza para mirarle a la cara y, sin poder
evitarlo, se volvió a quedar parada en seco de la conmoción.
Se encontró de frente con una melena hasta
los hombros de pelo de un negro muy intenso, una cara de rasgos finos que
transmitían a la vez delicadeza y fuerte determinación y unos ojos que, a pesar
de encontrarse medio ocultos por el flequillo relucían con un color verde oscuro
brillante, otorgándole a su dueño un punto muy sugerente de peligrosidad.
- Buenos días, Bennu. -Dijo él mirándola
intensamente, con una sonrisa claramente irónica, al pasar por su lado.
- Ho...hola... -Dijo Bennu aún más
asombrada de que conociese su nombre.
Víctor continuó andando sin aminorar el
paso tan siquiera un poco y Bennu, sin poder evitarlo, volvió la cabeza para
verle marchar y desaparecer por el camino entre los árboles. Cuando ya le hubo
perdido de vista, cerró la boca de golpe al darse cuenta de que la tenía
abierta y sacudió la cabeza de lado a lado con fuerza.
<<¿Qué estará haciendo este aquí? No vivirá cerca, ¿verdad? Qué
raro...sigo creyendo que su cara me suena de algo, pero no sé de qué...quizá sí
que vive por el barrio...igual me lo he cruzado alguna vez de lejos sin darme
cuenta y se me ha quedado grabada su cara... De lo que sí estoy segura es de
que nunca me lo he encontrado de frente estando tan cerca. De ser así, seguro
que me acordaría. Sofi tenía razón...es muy guapo... ... ...¡¿Qué?! ¡Pero qué
dices, tonta! ¡No, no, no! Yo no he pensado eso. Yo. No. He. Pensado. Eso. Será
mejor que siga...si, tengo que seguir, o al final llegaré tarde a comisaría...
Ahora que por fin me han llamado y tienen alguna noticia para mí, sólo faltaba
que llegase tarde.>>
* * *
Bennu entró en la comisaría y, tras pasar
un control de seguridad rutinario, se dirigió directamente al puesto de
información en el cual se encontraba un joven oficial.
- Perdone, ¿El inspector Javier Martínez?
- Creo que es a mí a quien busca. -Exclamó
una voz justo detrás de ella, sobresaltándola.- Bennu Expósito, ¿verdad?
Acompáñeme a mi despacho, por favor.
Bennu siguió al inspector en silencio
mientras trataba de observarle con disimulo. Era bastante más joven de lo que
había esperado. Cuando había hablado con él por teléfono por primera vez,
calculó que por su voz y su puesto debía pasar de los cuarenta y muchos. Sin
embargo, no aparentaba muchos más de treinta. Tenía el pelo castaño oscuro casi
negro, corto pero no demasiado, con el flequillo un poco largo y peinado
ligeramente de lado sin llegar a taparle los ojos. El uniforme de policía,
impecable y bien planchado, le daba un primer aspecto de seriedad,
completamente desbaratado por su forma despreocupada de andar y su expresión
aparentemente lejana y ausente, a pesar de lo evidente que resultaba que a sus
rápidos y perspicaces ojos verdes no se les escapaba nada.
<<Qué curioso>> Pensó Bennu <<También tiene los ojos verdes...como Víctor...de hecho, podría jurar
que son casi idénticos, incluso en la forma irónica y sagaz que tiene de
mirar...>>
- Señora Expósito, -dijo el inspector
parándose ante una puerta y sacándola de sus pensamientos- adelante, por favor.
-Completó abriendo la puerta y cediéndole el paso.
Ella se adentró y avanzó unos pasos por la
envejecida moqueta gris hasta una de las dos sillas situadas frente al
escritorio, en el centro de la sala. Se sentó en el borde sintiéndose un poco
incómoda e intimidada por la cantidad de ficheros, estanterías y montones de
papeles que la rodeaban, así como un tanto observada por todas las fotos de caras,
pegadas junto un mapa de la ciudad pintarrajeado, esquemas y anotaciones
varias, en una gran pizarra, que dominaba todo el espacio ubicada tras la mesa.
El inspector se sentó en su silla y miró a
Bennu.
- ¿Y bien? ¿Qué noticias tiene para mi,
inspector? -Preguntó con toda la serenidad que fue capaz de aparentar.
- Por favor, si no te importa, llegados a
este punto y teniendo en cuenta las circunstancias y que creo que tendremos que
vernos bastante a menudo mientras dure la investigación, preferiría que me
llamases Javi y que nos tratásemos de tu.
- Está bien, Javi. Pero, ¿por qué me ha...
has llamado? ¿Y por qué vuelves a
llevar ahora tú la investigación sobre el cadáver de mi hijo? Tenía entendido
que le habían pasado el caso al departamento de homicidios...
- Si, es cierto. Eso es precisamente de lo
que quería hablar. La razón de que me encargasen a mí llamarte el día que
encontramos a tu hijo, fue que lo encontró mi patrulla. Mi responsabilidad en
la comisaría y mi ámbito de trabajo está especializado en los asuntos de bandas
callejeras. En un primer momento, el caso fue pasado a homicidios por razones
obvias, pero tras observar sus características y tras tener en cuenta que
últimamente dicho departamento está un poco saturado, hemos retomado nosotros
la investigación.
- Bien... -dijo Bennu- ¿Eso es todo?
- No, por supuesto que no. No te habría
hecho venir tan sólo para esto. -Dijo Javi sonriendo levemente- Creemos, por tu
declaración en la denuncia de desaparición y por las características del
asesinato, que tu hijo podría haber estado implicado en algún tipo de banda...o
alguna clase de grupo organizado. Por ello, si no te importa, me gustaría que
nos permitieses pinchar tu teléfono móvil y tu fijo, ya que hemos observado en
estos casos que los asesinos pueden ponerse en contacto con los familiares para
exigir el pago de alguna deuda económica que el fallecido pudiese haber tenido
con ellos y que, en la mayoría de las ocasiones, puede llegar a ser el
detonante del asesinato. De la misma forma, quería pedirte autorización para
registrar el cuarto de tu hijo y me gustaría que tuvieses mi número de teléfono
por si en cualquier momento recuerdas algo, cualquier cosa o detalle que pueda
ser de utilidad, o... o por si llegase a pasar algo...
- Sí, claro... si es totalmente
necesario... -Respondió Bennu, sin mucha convicción.
No tenía muy claro el punto de que la
policía tuviese acceso a sus llamadas telefónicas. No le hacía ninguna gracia
que unos extraños escuchasen sus conversaciones. Aunque, por otro lado, ¿quién
la iba a llamar?
- Y su cuerpo... -le preguntó a Javi-
¿cuándo podré enterrarle?
- Eso va a ser complicado... -Suspiró éste
con cara de preocupación.- Me temo que, en principio, no podrás retirar el
cuerpo del quirófano forense hasta que finalice la investigación por completo y
sea emitido el informe. Lo siento, pero son las normas.
- De acuerdo... -Dijo Bennu cerrando los
ojos con resignación.- ¿Algo más?
- Por mi parte no. Si no te importa, abajo
mis compañeros recogerán tu móvil y te entregarán unos papeles que debes firmar
para autorizar el registro de la habitación de tu hijo y demás. -Añadió
mientras ambos se ponían en pie.- Ellos concertarán contigo la hora para
colocar el mismo dispositivo de escucha en el teléfono fijo de tu casa y, de
paso, devolverte el móvil. Lo haría yo mismo, pero tengo una cita importante. No
te preocupes, Bennu, todo saldrá bien. Los cogeremos. A todos.
- Gracias, inspec...Javi. Gracias. Sé que
lo haréis.
Javi se acercó a ella mirándola
intensamente tratando de infundirle ánimos y le estrechó la mano. Acto seguido,
abrió la puerta e hizo un ademán para invitarla a acompañarle fuera del el
despacho e indicarle el camino.
Bennu abandonó la comisaría momentos
después con un sentimiento de esperanza que no había sentido en mucho tiempo. Por
lo menos ahora sabía, o creía saber, que la investigación estaba en buenas
manos. Aquél tal Javi le había causado una impresión un poco extraña, con su
forma de mirar tan intensa y abrumadora, pero daba la sensación de que sabía lo
que hacía y de que era bueno haciendo su trabajo. Sólo eso podía explicar, para
ella, que hubiese conseguido ese puesto a pesar de su evidente juventud.
Por fin, después de tantos días, parecía
que el sol tenía oportunidades de volver a lucir levemente en su vida. El
asesino de su niño sería atrapado. Y él podría descansar en paz, junto a su
verdadera madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario