jueves, 5 de septiembre de 2013

Bienvenidos... pero tú igual no.

Sus sandalias siguieron los pasos de todos aquellos que la acompañaban, pisando sobre sus huellas, posándose con mayor ligereza sobre las baldosas blancas del suelo.
Su vestidito estampado en blanco y rosa, con un cuello blanco de puntilla, ondeó alrededor de sus delgadas rodillas, al mismo ritmo que se balanceaban sus pequeños brazos a ambos lados de su cuerpo. Su mano derecha, se alzó en un movimiento automático para ajustar sus gafas rosas sobre su nariz. 
Todo rosa, demasiado rosa, no le gustaba el rosa y a nadie parecía importarle lo que ella opinase... Pero no era un día para pensar en eso.
Siguió avanzando por los pasillos mientras escuchaba cómo sus acompañantes -o, mas bien, las personas a las que acompañaba- hablaban entre ellas tratando de recordar por dónde tenían que ir.
Finalmente llegaron ante un ventanal que permitía observar una amplia sala blanca y cerrada, llena de enfermeras. Todos los que iban con ella se acercaron al cristal y alguien tuvo la buena vista de acercar una silla para que ella pudiese subirse de rodillas y ver mejor.
Aún no sabía qué podía esperar de aquella visita ni qué consecuencias exactas traería para su futuro. Estaba muy nerviosa. En su mente ya imaginaba futuros juegos, peleas, paseos, bromas,... muchas bromas. Esperaba caerle bien. Esperaba gustarle al menos un poquito. Esperaba poder cuidarle y acompañarle, abrazarle cuando se sintiese solo, hacerle cosquillas cuando necesitase reír,...
-¡Mirad! Ahí está. -Dijo Ignacio a su izquierda.- Mirad cómo pone los bracitos... parece que dice "Bienvenidos".
Ella le buscó con la mirada, a aquél hermano a quien tanto había esperado y al que aún no había logrado llegar a ver. Una enfermera se acercaba con él en brazos, mientras el pequeño bebé había decidido abrir sus manitas y estirarse, como si quisiese darles un abrazo.
La niña le miró con los ojos brillantes y la cara pegada al cristal, buscando su mirada... y se encontraron. Sus miradas se encontraron. Y en el mismo momento que aquellos enormes y redondos ojos se clavaron en los suyos, una pequeña lengua rosada asomó de su boca...
<<¿Qué?>> Pensó ella. <<Es la primera vez que le veo... ¡¡¿y ya me saca la lengua?!! Pues anda que empezamos bien... Si que dice "bienvenidos"... "Bienvenidos... pero tú igual no".
Y fue aquella calurosa tarde del 5 de septiembre de 1997 cuando comprendió que un hermano es a la vez el mejor aliado y el peor enemigo, el primero que ataca solo y el primero que defiende del resto del mundo. La única persona en este mundo que, cuanto más se esfuerza en picar, más te hace reir.


Basado en hechos muy reales y dedicado a mi querido hermano pequeño, que hoy cumple 16 años.




4 comentarios:

  1. ¡Qué orgullosa estoy de teneros a los dos! Los dos grandes amores de mi vida. Sois los hijos que toda mi vida soñé con tener. No me cansaré nunca de agradecerle a Dios este regalo, mi mayor tesoro. Os quiero, ¡Os quiero tanto...!

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    1. Muchas gracias, madre. Sobra decir que nosotros también te queremos muchísimo y que sin ti ninguno de los dos estaría hoy donde estamos.

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  2. Madre mía que bien escribes.
    Gracias por dedicarme este texto. Me llena de orgullo y satisfacción ;D

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    1. Gracias, hermano. Tanto por comentar como por demostrarme que, pasen los años que pasen, no cambiarás nunca y siempre conservarás esa chispa de humor. Lo que pueden decir unas pocas palabras...

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